Estaba un lago solitario,
triste e inamovible,
mirando al cielo recién iluminado
temprano en la mañana;
cuando se percató,
que allá, muy alto,
un cisne precioso volaba.
Y todos los días
el cisne muy lejano pasaba,
mientras en el lago,
un nenúfar floreciente brotaba.
Aquel lago decidido
de atraer al ave a sus costas
hizo lo imposible
para que de sus fondos
germinaran las flores más hermosas.
Un día el cisne voló un poco bajo
y al fin se decidió a beber un momento
y a nadar tan contento,
que al lago olvidado
mil sentimientos atrajo.
El cisne se volvió rápido musa de sus letras
y mil poemas a éste lago inspiró,
transformando a aquel ilusionado charco
en uno más de sus innumerables poetas.
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