jueves, 26 de octubre de 2017

Interludio


Héctor Hugo Escutia Cuevas
“Sones de un Latino Promedio”
©Editorial Revista Katarsis
Toledo, España


Me incitas a la letra
como la luna a la marea…

Hoy escribo:
¿Cómo está el clima?;
Y solo te digo:
Pienso en ti, no te olvido;
¿Cómo amaneciste hoy?
Soy feliz sabiéndote viva;
¿Está todo bien? ¿Qué tal tu día?
Eres hermosa, te necesito en mis días;
¿Hace frío?
Quiero estar en tu regazo.

Son mis acordes cotidianos,
un fuego replicándose, día a día
palabra con palabra.

¿Cómo te disimulo?
Mujer tan desconcertante,
tan enigmática, abstrusa.

Caminando en puntillas,
cual gaviota en la arena,
así voy tentando a tu corazón,
sin ruidos, disimulando los rastros,
buscando conquistar tu cumbre,
sigilosamente.

Disimulo tu presencia inmutable,
disimulo tu pensar:
¿De qué manera, hermosa mía,

hago para pensarte menos?.

viernes, 28 de julio de 2017

Ensayo Sobre el Tiempo (Tlaocolcuícatl)

Héctor Hugo Escutia Cuevas
“Sones de un Latino Promedio”
©Editorial Revista Katarsis
Toledo, España



La idea de vida se fundaba de ti
y de mí, de nosotros;
de mi vida contigo, y tu vida junto a mí;
de lo que eres, lo que soy,
lo que éramos.


Quimera de nuestras vidas fundidas,
el azar confabulado alrededor nuestro,
idea de vida nacida de nuestro sentir,
nuestro pensar;
circular en veces, vertical en esencia,
deseando, queriendo, anhelando…


Nacíamos día con día, nuevos, contemplando
en cambio perpetuo e imparable;
en ocasiones lo llamábamos amor,
yo lo consideraba vida, solo eso,
la vida entre nosotros brotando
imparable.


De tanto vivirnos, de tanto desear
secamos el cauce
que creíamos sempiterno,
nos acabamos el amor
supuestamente eterno;
nos comió la vida, el tiempo
y arrojo mis huesos al fuego,
y tus alas al viento…


El mundo es vasto, ciertamente sabido;
el tiempo confabula con el mundo,
y la naturaleza con el tiempo;
hacen las flores brotar
y luego marchitar;
etérea aurora difuminándose,
efímero arcoíris,
fugaz vuelo de sentimientos,
minúscula temporalidad de embeleso.


Una vez un colibrí visitó mi balcón,
también oí el canto del cardenal,
vi cien pétalos flotando en el río,
la espuma de mar en la arena,
y el sol en el crepúsculo;
sentí la ráfaga de viento
rompiendo en la cumbre,
y la niebla cubriendo el monte;
un puño de tierra al viento,
la voz perdiéndose en el bosque.


Fuimos consecuencia del mundo y del tiempo,
de nosotros mismos,
deseando ser eternos,
pero nada es eterno,
ahora lo sabemos,
solo el tiempo…