Héctor Hugo Escutia Cuevas
"Sones de un Latino Promedio"
©Editorial Revista Katharsis
Toledo, España
Toledo, España
En estos breves recorridos
que la razón cautiva suele emprender,
se hallan los matices y las causalidades
de las pequeñas cosas conjugadas.
Una sola nota, ligada a otra,
y otra más…
conjuntando una melodía nocturna;
cada nota acoplada sucesivamente,
cada músculo ejerciendo su función,
cada neurona
desplazando su aún desconocida potencialidad;
cada rasgo de humanidad
siendo explotado en pleno.
Millones de minúsculos elementos
congenian por tiempo indefinido,
creando sonidos y movimientos
de simples átomos imaginarios.
La majestuosidad se emancipa
de su corrupto creador,
tan majestuoso es como su creación;
la única diferencia…
su corrupción.
El creador supone que es el alma,
supone que es su esencia,
que es el arte, o el virtuosismo;
es un admirador de lo intangible,
de todo aquello que no existe;
Su primitiva concepción
lo obliga a crear espíritus,
fantasmas, dogmas, virtudes…
solo corrupción.
El génesis, las ideas, los dioses,
tabúes, mitos, hitos, leyendas;
complejos sistemas de metafísica
forjados de su corrupción.
El creador lo convierte todo
paulatinamente…
Y se lleva muy lejos,
se vuelve un creador incansable.
De su perpetua renovación
nacen la filosofía, la ética,
la burguesía;
se generan las leyes, la política,
la economía, la moral…
se lleva lejos
muy lejos de su magnificencia.
En un afán irracional e iracundo
por su saber su naturaleza,
y así evitarla,
crea la ciencia y el conocimiento;
crea y desecha el sufrimiento
crea y desecha la muerte;
deseando corromper
lo inevitable.
Por último…
Se dedica a crear distracciones,
elixires, magias,
panaceas, placebos;
deseando corromper
lo existente.
Teme a lo real.
Más todo es equilibrio,
lo que existe es inevitable,
ineludible, imprescindible;
el creador lo sabe
y lo sabrá eternamente;
Y por ello, eternamente…
Será un corrupto.
El Creador es magnificente
en el equilibrio de lo existente,
todo lo demás…
es solo fantasía.
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